SPOILER ALERT!

"I'm thinking of ending things", by Iain Reid. Uno mas uno son sieteeee, quién te lo iba a deciiiiiiiir...

I'm Thinking of Ending Things - Iain Reid

Ya estoy de vuelta con esta nueva review, en este caso de una novela que prometía mucho y ha terminado en nada. La voy a spoilear.

Conozcamos a Jake y Raquel. Novios. Él muy relisto. Ella un poco pava. Y se van a hacer un roadtrip para conocer a los padres de él, que viven en una farm. Hasta ahí, normal.

Llegados a la granja, los padres ya para empezar parece que están un poquito p'allá. Como que muy normal no se comportan. Y ella dice bueno, pues será el carácter de aquí. La madre, además, está mooooooolt mala de una enfermedad que no me acuerdo pero que oye unos susurros muy raros. En fin, para pegar a fugir el primer día ya.

Cenan. Raro todo, pero cenan. Y se van a su casa. Mientras van de camino (con una ventisca de campeonato), a Jake se le ocurre que podrían ir a tomar un batido. Tócate los cojones, un batido, piensa Raquel, que yo soy intolerante a la lactosa, que tengo que comprarme leche sin lactosa y tengo que ir al Consum todos los días porque en el Lidl no tienen que allí todo es dairy. Yo que podría estar en casa tirada en el sofá viendo Ley y Orden o cualquier cosa, hasta El Día Después o Fiebre Maldini, pues nada, aquí estoy. Se van a por el batido. La tía que le sirve el batido es rara de cojones. Y le dice que tiene miedo por ella.

Salen de la horchatería, o su equivalente americano. Y se van hacia casa. Pero antes de eso Jake dice oye que tenemos que tirar el vasito del batido. Y ella baja la ventanilla y lo va a tirar y él le dice pero tú estás loca qué haces que yo reciclo todo que el vidrio y el cartón y todo todo lo reciclo yo tú eres una insolidaria. Mejor vamos por esa carreterita, que al final hay un instituto, y allí tiro los vasos. Vamos, lo normal. No hacerlos una bola y dejarlos allí hasta llegar a casa. No. Al instituto.

Y allí que van. Y los tira. Pero luego cree que ha visto a alguien que los está mirando. Y se va a buscarlo. Y allí la deja tirada a ella, que podía estar en su casa viendo hasta si me apuras Galería del Coleccionista, pero no, está en medio de la ventisca, y encima Jake se ha llevado las llaves del coche.

Lo mejor, el final. Al autor le dijeron nene (boy, en este caso, pero no creo que boy de esos que se desnudan en las despedidas de soltera, sino boy de chaval). Boy, ves acabando. Y el boy, que le entran los sudores de la muerte, que no sabe cómo acabar, y se le ocurre. ¿Y si los dos son la misma persona? ¿Y si todo se lo ha imaginado Jake? Pues asín es. Resulta que Jake está como una cafetera, se suicida en el instituto (él es el janitor, o sea, el bedel), y todo eso es una comida de tarro monumental que ha tenido él mismo recordando a una chica que conoció al ir a bajar la basura.

Lo dicho, el final de los Serrano es más sofisticado que esta novela.

La estrella se la doy porque el inglés se entiende muy bien. Pero, por lo demás, debería correr la misma suerte que las cartas de publicidad de Cofidis.